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¿Qué haces aquí, Elías?

Ni en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego...,
sino en la brisa, en la voz de lo pequeño.

martes, 19 de enero de 2016

Las espigas y el brazo



Ayer fueron las espigas pero es que hoy es el brazo de alguien, de una persona que necesitaba ser curada y recuperada, devuelta a la sociedad, a la dignidad y a la vida ante la presencia de quienes no se pararon a contemplarlo. Él lo puso en el centro.

Solo podía mirar con dolor, con rabia incluso. De fondo una pregunta, un cuestionamiento a nuestras zonas de confort, a nuestros cumpli-mientos (cumplo, porque hago lo que hay que hacer, y miento, porque en esa tarea no atiendo al otro, a su dignidad).

Lo mataron por eso, por preguntar, por incomodar. Al calvario lo llevaron por preservar las zonas de confort y del sepulcro resucita en cada acto de misericordia que realizamos con un hermano.

¿Y las espigas?  Son una buena oportunidad para generar debate, pero donde nos la jugamos es en el brazo. Como bautizados estamos llamados a dar un paso adelante, a exponernos saliendo de la masa y sentirnos llamados a más, a poner al hermano en el centro de nuestro corazón y desde ahí mirar, atender, incomodar, defender, incidir, cuestionar… Ahí es donde verdaderamente pasamos del anonimato a la palabra.

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