Momento Lázaro.
Cuando echas a andar
y aprietas el paso
(no hay un
horizonte, andas a ciegas).
Cuando te acusan de
algo y no lo niegas
por no entretenerte
y huir del fracaso.
Cuando el valor es
un bien escaso.
Cuando te dan
alcance y te doblegas.
Cuando te piden todo
y lo entregas,
y relatas muy por
extenso el caso.
Vuestra Merced te apunta con el dedo,
vuelven las sombras
y le ponen coto
a tus sueños, y
hasta a tu propio credo.
Fantasmas de amos te
han dejado roto,
te han devuelto un
olvidado miedo.
Entonces. Ese
momento. Ahí. Foto.