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¿Qué haces aquí, Elías?

Ni en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego...,
sino en la brisa, en la voz de lo pequeño.

martes, 19 de enero de 2016

¿Por qué escribir?

Desde esta misma línea te aviso: no tengo intención de contestar a esta pregunta. No lo voy a hacer porque no me hago esta pregunta. Si alguna vez me surge quizá me ponga a tratar de responderla, pero lo cierto es que ahora mismo no aparece en mi horizonte de cuestiones.

La verdad es que esta pregunta pertenece a una familia de otras que sí son más interesantes. Los padres de ¿por qué escribir? son ¿por qué sentir? y ¿por qué pensar? (podemos seguir subiendo en el árbol geneálogico y encontrarnos con preguntas tan sustanciales como ¿por qué vivir?, pero no va a ser este un espacio tan tan metafísico).

Pero ¿y los hijos? ¡Ah! Sentir y Pensar tienen unos nietos adorables: ¿Por qué publicar? y ¿por qué compartir? Esos sí son interrogantes con los que merece la pena enfrentarse. Y en eso estamos.

Ahora que los jóvenes me llaman abiertamente viejo y que los viejos aún no me admiten entre los suyos, me doy cuenta de que entre mis intereses no está la generación a la que pertenezco, quizá porque me gusta más observar aquello que no protagonizo: ser viejo y ser joven. Lo demás es tránsito aunque ya sabemos que TODO es transitar.

¿Por qué Sino en la brisa?

Algunos de los textos que aquí publico fueron escritos hace mucho tiempo (salvo uno de ellos todos los poemas tienen casi 20 años). Entonces me decían unas cosas y ahora, cuando les pregunto, me dicen otras.

Cuando en el monte Horeb Dios pregunta dos veces a Elías ¿qué haces aquí?, las dos veces contesta exactamente lo mismo, pero en medio ha pasado algo (el tránsito).

A Elías le ha sido revelada la verdad de lo sencillo, la verdad de la totalidad encarnada en lo sutil:

Ni en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego...,
sino en la brisa, en la voz de lo pequeño.

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